Por primera vez, Román “Chocolatito” González entró ayer al gimnasio Róger Deshon, ubicado en San Judas, como excampeón mundial pero con su legado de tetracampeón intacto.
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Foto: END |
Los ojos de los entrenadores y muchachos que a diario entrenan en ese lugar, buscando salir de la pobreza a través del boxeo, se viraron hacia el pugilista vestido con un buzo gris, camisola blanca y tenis azules.
En el santuario que lo vio desarrollarse como pugilista con Alexis Argüello como guía principal cuando era un infante, Román es esperado por su entrenador Wilmer Hernández. González frente al espejo empieza a soltar las manos, realiza un poco de ejercicios de sombra y suiza (salto con la cuerda) sin exigirse demasiado. A partir de este jueves, el cuerpo de González empieza un proceso de readaptación, es por ello que los primeros 15 días serán de poco ajetreo, según palabras del tetracampeón en su regreso a los entrenamientos.
Las libras de más se notan en el cuerpo de Román, pero lo importante es que su rostro luce impecable. La herida de la ceja izquierda está sana, al igual que la abertura de la cabeza que provocó un manantial de sangre durante los 12 asaltos que duró el pleito contra el tailandés. La recuperación de González es casi total.
“A partir de hoy (ayer) empezamos los entrenamientos de forma regular. Arrancamos de forma suave, solo con sombra y suiza, preparándonos para lo que venga”, explica Hernández. Eso sí, Román en cualquier momento puede tomar un avión y volar hacia Japón, donde hay una reunión planificada con su promotor Akihiko Honda. Por el momento no hay fecha exacta del viaje, pero sigue en la agenda.
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