END - Nicaragua hizo todo casi perfecto en el segundo tiempo contra El Salvador, tuvo posesión y circuló la pelota magistralmente.
Hubo sincronización en los pases, Juan Barrera usó la banda izquierda como una autopista, desbordando constantemente y regalando centros a los hombres de ataque. Se aprovecharon los tiros de esquina para generar peligro, se asedió al rival pero faltó lo más importante: la contundencia en la definición, la pólvora desapareció.
En el último partido de la Copa Centroamericana Uncaf, la selección nacional de futbol sucumbió ante El Salvador 1-0, viendo como se les disolvía de las manos el boleto directo a la Copa Oro. Nicaragua fue superior futbolísticamente a los cuscatlecos, con la cuenta pendiente de trabajar más en la definición, esa que sí tuvo el rival, que solamente generó una de peligro, pero que convirtió Irvin Herrera con la puntería de un francotirador, aprovechando también la desesperación del arquero Diedrich Téllez, fatal en la salida, intentando achicar el espacio.
Decía Henry Duarte en la conferencia pospartido que merecieron un poco más, pero también recordó que en el futbol los méritos muchas veces no son suficientes, pues gana el que menos perdona y marca los goles. Nicaragua generó un vendaval de opciones, pero fueron los salvadoreños los que concretaron una. Con esa se llevaron el botín que contenía la clasificación directa a Copa Oro, dejando con un sabor agridulce a la Azul y Blanco, que ahora tendrá que pelear el boleto ante Haití, posiblemente en marzo, en un repechaje sumamente peligroso, con la balance inclinada más en contra.
En el 58’, Nicaragua otra vez estuvo cerca de empatar el partido. El tiro de esquina de Manuel Rosas no pudo ser rematado por Dani Cadena, quien se la perdió solo frente al marco. Al 62’, la selección generaría peligro con los mismos actores, otro centro del capitán “Iluminado” encontró a Cadena, su chilena por poco entra a portería. ¡Se escapó una obra de arte! Barrera, en el 69’, intentó igualar las acciones, sinembargo su disparo de izquierda descompuesto se perdió por los cielos. Y en el cierre del partido, sobrepasado los 90 minutos, Copete envió otro balón hacia el espacio.
Pitti pitó el final. Nicaragua había perdido, jugando probablemente el mejor segundo tiempo en la era Duarte. Ahora toca pensar en Haití, se jugarán dos partidos ante ellos, uno en su patio y otro en el Estadio Nacional de Futbol. La esperanza y el objetivo sigue vivo, pero don Henry rasca su cabeza pensando en cómo sembrar y cosechar contundencia en sus atacantes.
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